De pronto la conversación
se volvió oscura
ninguno de los dos entendió
al otro. Desapareció el teléfono
el agua y la luz dieron origen
a un antiquísimo follaje
en el que no brillaba el sol
ni la luna. Nuestra conversación
llegó a ser tan oscura
que se convirtió en un pantano
y nosotros dos
en gusanos.
Jorge Eduardo Eielson (Lima, 1924)
se volvió oscura
ninguno de los dos entendió
al otro. Desapareció el teléfono
el agua y la luz dieron origen
a un antiquísimo follaje
en el que no brillaba el sol
ni la luna. Nuestra conversación
llegó a ser tan oscura
que se convirtió en un pantano
y nosotros dos
en gusanos.
Jorge Eduardo Eielson (Lima, 1924)
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